Si te pidiera que me digas 5 monumentos de Roma, casi seguro que este pasaría desapercibido. Y sin embargo, posiblemente sea el más llamativo, por su contraste con todos los que le rodean. En el corazón de Roma, en la Piazza Venecia, y coronando la colina Capitolina, se encuentra uno de esos monumentos blanco nuclear, de los que quita el hipo. Sigue leyendo
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El Coliseo Romano
Todo lo que os pueda contar del Coliseo lo encontrareis en cualquier página de internet, así que intentaré dar algún dato más curioso.
Llamado en su origen Anfiteatro Flavio, debe su nombre popular a una estatua del Coloso de Nerón, la cual no ha podido llegar hasta nuestros días.
El Coliseo tardó en construirse tan solo ¡10 años! Resulta impresionante, teniendo en cuenta que es un enorme edificio ovalado de 189 metros de largo por 156 de ancho, y de 57 metros de altura, con un perímetro de la elíptica de 524 metros, en definitiva, medidas similares a los grandes estadios de fútbol de hoy en día.
Para muestra, un botón: Coliseo a la izquierda, Nuevo Mestalla a la derecha.
¿Qué está mirando toda esa gente ahí abajo?
Pues están descubriendo los entresijos del Coliseo: bajo la arena se preparaba todo el espectáculo: se encerraban animales, se guardaba material, estaba el “vestuario” de los gladiadores, etc…
En la película “Gladiator” se reproduce una escena donde se puede ver como sale un animal bajo la arena, así como los toldos que también cubrían el graderío; son dos muestras de esta autentica obra maestra de la arquitectura. http://www.youtube.com/watch?annotation_id=annotation_164994&feature=iv&src_vid=s66zFW3nogU&v=s66zFW3nogU#t=2m12s
Si seguimos observando la foto, vemos el esqueleto de la grada, y ahora vamos a ver un ejemplo bastante actual
¿Os imagináis el Coliseo de un blanco casi inmaculado? Pues así era, de hecho, la basílica de San Pedro en el Vaticano, cuya arquitectura es bastante blanquita, así como varios palacios romanos se construyeron con muchas piedras “traídas” de allí; esto era relativamente fácil, teniendo en cuenta que las piedras del muro exterior no se unieron con cemento, sino con abrazaderas de hierro (unas 300 toneladas se estima, casi “ná”). Actualmente, en la fachada aparecen numerosos agujeros, debido a que la gente picaba en la piedra hasta extraer el metal, muy apreciado en aquella época.
Por último, un consejo para la visita: la entrada que se vende es tanto para el Coliseo como para el Foro Romano y el Palatino, así que os aconsejo que paséis desde el Foro Romano si no queréis aguantar una larga espera en la cola, pues la gente normalmente va directa al Coliseo.
Roma bien merece una visita; os seguiré contando cosas de esta maravillosa ciudad.