Ya han pasado más de seis meses desde que se aprobó la normativa para realizar la inspección técnica de edificios en Albacete. Y el panorama es similar al que hacía referencia la semana pasada con las certificaciones energéticas de edificios.
Algunos técnicos hemos tenido la suerte de poder realizar alguna, pero no ha sido precisamente porque quien tiene que poner esto en marcha (de nuevo me remito a la Administración) haya movido pieza.
Seis meses después, la ITE en Albacete está así: aún no han empezado a notificar a nadie que tenga que pasar esta revisión en 2013, pero el panorama es aún peor: es posible que la lista no se notifique, sino que se publique, es decir, el órgano encargado de arrancar esto “se lava las manos” y tira por el camino de en medio, bordeando la ley: si no se notifica, no hay obligación real de hacerla, y por tanto, en caso de ITE desfavorable, no habrá reforma y por tanto, no habrá gasto económico (que en realidad en inversión económica en seguridad, salud y ornato)
Y el panorama no es más halagüeño en las otras localidades de la provincia obligadas a que se haga la ITE: Villarrobledo, Almansa y Hellín.
Allí ni siquiera se ha desarrollado la normativa, en parte por un miedo subyacente de los gobernantes a perder votos si sacan esta normativa, ya que sus votantes (y sobre todo los no votantes) lo verían como un impuesto más.
Vale, estamos en tiempos de crisis, la situación no es la más favorable para empezar con medidas como la ITE y como la certificación energética, pero también dejo una reflexión:
Si la construcción es un sector tan importante en nuestro país, de estas dos actuaciones se derivarán muchos puestos de trabajo, se empezará a dinamizar de nuevo dicho sector, y puede que esto ayude a muchas familias a salir del agujero.
Vuelvo a insisitir: divulgación, promoción e información. Aquí ganamos todos: los técnicos, con las ITES y las certificaciones energéticas; muchos oficios (fontaneros, electricistas, albañiles, etc…) volverán a tener actividad; y por supuesto, el cliente, que tendrá la seguridad de que su vivienda gozará de buena salud, además de su bolsillo, que lo agradecerá a medio plazo.
En definitiva, veo la Inspección Técnica de Edificios como un coche en primera marcha, que hace un ruido desagradable y que no coge velocidad por mucho que apretemos el acelerador, pero que sabemos que nos puede llevar muy lejos y hacer de nuestra profesión un viaje más agradable.