Lo que os voy a contar hoy es un caso dramático de separación después del parto. Se trata de dos hermanas, una está en Barcelona y la otra en Londres. Una se hace llamar Torre Agbar, la otra tiene nombre de la Guerra de las Galaxias: 30 St. Marie Axe.
La Torre Agbar, icono arquitectónico de BCN, ya es un clásico del skyline de la capital catalana; tiene forma de paraboloide, supositorio o pepino de gran tamaño, con un encanto único por su iluminación nocturna, realizada con tecnología LED, que recrea hasta 16 millones de colores, “ahí es ná”, que decimos por aquí. Tiene 142 metros de altura, y el padre de la criatura fue el arquitecto francés Jean Nouvel, quien se inspiró en la obra de Antonio Gaudí.
La torre se acabó en el 2005. Es una pena que no se pueda visitar hasta el último piso, pues se trata de un edificio de oficinas, pero si que podeis entrar al hall.
La hermana londinense se alza unos 180 metros sobre el suelo, con una base circular que va ensanchándose desde el nivel de la calle hasta la planta dieciséis para luego estrecharse hasta llegar a la cima. Ubicada en la City, es el segundo edificio más alto en esta zona, y el sexto más alto de todo Londres, donde se le conoce popularmente como “The Gerkhin” (“el pepinillo”, no os creais que se van a quebrar los cascos los hijos de la Gran Bretaña) Este diseño llama la atención porque, al contrario que los rascacielos normales, no se puede ver la punta del edificio desde la planta baja. Se ve más cantidad de cielo y el peatón no se siente empequeñecido por el edificio, factores que lo hacen más atractivo a la vista que los gigantes rectangulares habituales.
Es un edificio redondo, así que encauza los vientos de una forma más segura que los edificios de planta rectangular. En cada piso hay cuñas que permiten la entrada de luz y viento en el interior de la torre, reduciendo el gasto energético de los sistemas de ventilación e iluminación. Las cuñas se colocan rotadas con respecto a las de los pisos inferior y superior para crear corrientes más eficientes, y así se generan las espirales que son visibles desde el exterior. Es dos veces más eficiente que cualquier edificio de las mismas dimensiones.
Esta torre tiene otro padre, un tal Norman Foster, y se acabó de construir en 2003. Por último, aclarar que aunque la superficie del paraboloide sea curva, los paneles que conforman el exterior de la torre son planos y pequeños, más baratos de construir que los curvos, y con inclinaciones distintas para aparentar que la superficie se comba.
Así que a partir de ahora es posible que no volváis a ver los pepinos como los habiais visto siempre.