Es posible que un trocito del ingenio de Le Corbusier se posara en un céntrico lugar de Villarrobledo para inspirar a uno de nuestros arquitectos. Nos referimos a la iglesia de Santa María.
El edificio que vemos hoy en día es la versión 3.0 de la parroquia roblense. Dos templos y una muy añorada torre-campanario mudéjar del siglo XV preceden a su contrucción, fechada en 1972.
Su color blanco, sus líneas aleatorias y la composición de su planta en abanico nos puede evocar, salvando las notables diferencias, a Notre Dame de Ronchamp, una de las obras más conocidas del genial arquitecto francés.
La original estética de este templo, tanto en su exterior como en su interior no deja indiferente.
Sus muros exteriores bailotean sobre el terreno en pendiente, conformando una dinámica piel de suaves curvas y color claro.
Sus ventanas alargadas y estrechas, cómplice homenaje a la arquitectura tradicional manchega, se engalanan de coloridas vidrieras que simbolizan las estaciones del Via Crucis y que rompen con la monótona sencillez de las fachadas.
En su interior, un enorme pilar de hormigón armado tras el altar forma la nueva torre-campanario y sirve de apoyo para sendas vigas vistas, también de hormigón armado, que alegorizan un haz de luz que parte desde el Cristo Crucificado que preside el altar.
Dichas vigas se entrelazan mediante bóvedas vistas de ladrillo cerámico, en otro garabato arquitectónico que aumenta la belleza de este edificio.Otro guiño más al estilo de Le Corbusier? la entrada a la capilla de la pila bautismal, cuyo dintel describe una línea que no deja indiferente a nadie.
Para finalizar, un elemento más: quizá lo normal hubiera sido nivelar el pavimento del interior de la iglesia, pero no; de nuevo, en otro alarde arquitectónico, el templo se adapta al terreno en que se asienta y en su interior conforma una suave pendiente desde las entradas de la iglesia hacia el altar, como impulsando ese acercamiento al Cristo. ¿Cuantos templos habéis visto con un pavimento inclinado?
Sin duda, Santa María de Villarrobledo es un edificio pequeño, quizá sencillo en apariencia, pero que bien merece una visita.