Viena bien merece una visita. Ciudad imperial, con una arquitectura fascinante en cada uno de sus rincones, uno no sabe a que monumento acudir primero: si a la catedral de San Esteban, a la iglesia Votiva, a la Ópera, al Parlamento, o los palacios y museos que están por todos lados. Otra opción es ir a la zona de Rauthauspark, donde se encuentra su espectacular ayuntamiento.
Cuando uno se acerca al Ayuntamiento de Viena (o Wiener Rathaus en alemán), tiene la sensación de estar frente a un edificio único; este edificio es el centro político y administrativo de la ciudad. Este enorme y majestuoso edificio de estilo neogótico fue diseñado y construido por Friederich von Schmidt en el siglo XIX, entre 1872 y 1883 específicamente.
Voy a soltar algunos datos numéricos que creo merecen la pena: la estructura principal está rodeada de 5 torres y la torre central tiene en la punta una aguja de mas de 100 metros de alto. Con buena vista o binoculares uno alcanza a ver el caballero con estandarte, el símbolo vienes llamado Rathausmann: es una escultura de 3,5 metros de altura y dorada. Algo así como el Giraldillo austriaco.
Por último, en la fachada frontal del edificio del ayuntamiento hay también ocho estatuas que representan a 8 personalidades famosas de Austria. En el patio con arcadas suelen organizarse conciertos al aire libre durante los meses de verano y en el Rauthauspark te puedes encontrar ferias gastronómicas, mercadillos, etc… Cuidado con las distracciones al admirar este y otros monumentos de la ciudad, porque si empiezas a andar por el carril bici, date por muerto! Los ciclistas son los amos de la ciudad, tienen preferencia para el paso; eso si, si vais por Viena, llevad paraguas o similar a mano, porque ni en verano os librareis de que venga una nubecita y os moje, doy fe!