…Y del Sagrado Corazón. Ahora veréis porqué. Parece ser que a finales del siglo XIX surgió una devoción muy fuerte por esta figura en muchos lugares de Europa, así que había que hacer algo…
Vigilando la ciudad de París se erige el Sacre Coeur, en el pintoresco barrio de Montmartre. Dicho edificio es de inspiración romano-bizantina, que recuerda un templo hindú, y cuyo blanco inmaculado se conserva a pesar del paso del tiempo, pues está construido con una piedra especial, que cada vez que llueve, emana una especie de pintura blanca, por lo que su aspecto es como si siempre estuviera recién restaurando.
La piedra fundamental se colocó en el año 1875 y recién fue finalizado su construcción en el año 1914. Tiene forma de cruz griega y está adornada por cuatro cúpulas.
El domo central tiene 80 metros de altura y en el ábside tiene una torre cuadrada que hace las veces de campanario, y allí se guarda la Savoyarde, famosa campana de tres metros de diámentro y más de 26 toneladas de peso, ofrecida como presente por la Diócesis de Chambery. Bajo mi punto de vista, las mejores vistas de París se consiguen desde la terraza de las Galerías Lafayette, pero las que ofrece el entorno del Sacre Coeur no tienen desperdicio.
Para acceder al mismo hay tres opciones: dos cortas y una larga; la larga es callejeando por Montmartre en continua cuesta arriba; las cortas? Una gratis, subiendo escalones y escalones, y otra de pago, que es la del funicular, a los pies de la colina.
En su interior, una gran cúpula presidida por el Sagrado Corazón no deja desapercibido a nadie. Sin duda, un conjunto arquitectónico mágico.
Otro Sagrado Corazón que no pasa desapercibido es el ubicado en Barcelona. Es menos llamativo por eso de que está en el Tibidabo, allí, como apartado, pero aquella zona es otra más de las merecedoras de visita en la Ciudad Condal. Desde los miradores tendremos una de las mejores, sino la mejor, vista de Barcelona.
Este edificio empezó a idearse a finales del siglo XIX, con la construcción de una pequeña ermita que hoy está integrada en el conjunto final. Pero no fue hasta 1902 cuando su construcción cogió impulso dirigido por el arquitecto Enric Sagnier, y hubo que esperar hasta 1961 para su terminación, por parte del hijo de Enric, Joseph María.
Del edificio se distinguen dos partes: la cripta, en la parte inferior, de estilo neobizantino; y el templo propiamente dicho, de estilo neogótico, en la parte superior. Cuando uno está en este último, siente la tentación de subir en el ascensor hasta arriba del todo, pero las vistas de por sí son espectaculares sin hacer uso del mismo. Así que además de la Sagrada Familia, la Catedral Gótica o Santa María del Mar, hay un edificio más en Barcelona digno de visita.