Si te pidiera que me digas 5 monumentos de Roma, casi seguro que este pasaría desapercibido. Y sin embargo, posiblemente sea el más llamativo, por su contraste con todos los que le rodean. En el corazón de Roma, en la Piazza Venecia, y coronando la colina Capitolina, se encuentra uno de esos monumentos blanco nuclear, de los que quita el hipo.

Se trata de el Monumento Nazionale a Vittorio Emmanuel II, conocido también como Vittoriale y como Altar de la Patria, aunque el apodo más gracioso se lo dieron los aliados en 1944 cuando entraron en Roma: lo llamaron” la máquina de escribir”, por su similitud con la misma.

Fue inaugurado en 1911 para rendir homenaje a Víctor Manuel II, primer rey de Italia tras su unificación.  Lo curioso es que no se acabó hasta 1935.

¿Medidas de este monumento? No, no son 90-60-90. El colosal monumento, de estilo neoclásico,  tiene 135 metros de anchura y 70 metros de altura, y  está compuesto por decenas de majestuosas columnas corintias e interminables escaleras, todo ello realizado en mármol blanco. El mármol le proporciona un brillo cegador en los días de sol, y una presencia espectacular en la noche romana.

Al frente, una escultura ecuestre de Víctor Manuel realizada en bronce preside el conjunto  y dos cuadrigas guiadas por la diosa Victoria coronan el pórtico de 16 columnas.

Fue Giusseppe Sacconi el padre de la criatura, ganadora de un concurso realizado en 1885 en el que se presentaron 98 propuestas.

Por supuesto, la polémica está servida, pues el edificio se construyó sobre parte de la ciudad medieval, que salió a la luz con las obras, especialmente destacada la insula dell´Ara Coeli.

Como buena atracción turística que se precie, el Vittoriale posee ascensores panorámicos para ascender hasta la cubierta del edificio y contemplar una vista inigualable de la ciudad eterna.

Pensareis que el rey Vittorio Emmanuel II está enterrado en este lugar, pero no, hay que ir a buscarlo al Panteón, aunque eso es otra historia….