El aparejador

Este aparejador de Albacete que suscribe este post acaba de leer un artículo en el que (cito textualmente) “la competencia de los químicos  para emitir certificados de eficiencia energética en los edificios debe ser incuestionable, si se tiene en cuenta los estudios cursados”.

Pues nada, como dice Iniesta: «Kalise, para todos!!»

A veces me cuestiono que la culpa es nuestra, de nuestro colectivo. Cada día sigo cruzándome por la calle con gente que no sabe quién es y qué es lo que hace un aparejador.

Para empezar, un aparejador es lo mismo que un arquitecto técnico y que un ingeniero de edificación; en busca del minimalismo y de los dictámenes de Bolonia, el cambio de nombre de nuestra profesión  ya crea bastante confusión en nuestros clientes, como para que encima no sepan exactamente nuestras funciones. Personalmente, creo que a ojos del cliente somos y seguiremos siendo aparejadores.

Por si hubiera alguna duda, cabe decir que no, no somos Arquitectos “superiores”, de hecho estos buenos profesionales con los que tanto colaboramos son sencillamente Arquitectos, así que para todo aquel que tenga impreso en su mente el término “arquitecto superior”, aclararle que lo de superior sobra: ni Zaha Hadid, ni Norman Foster, ni Frank Gehry, ni siquiera el mediático Joaquín Torres son arquitectos superiores, son  (repito) dignos arquitectos.

Hecha esta aclaración, comentar que el aparejador es un profesional de lo más polivalente que podamos encontrar en el mundo de la construcción, por lo que te puede ayudar si necesitas alguna de estas cosas:

–          Quieres hacerte una casa.

–          Necesitas una valoración de un terreno, de una vivienda o de un edificio.

–          Una certificación energética.

–          Una inspección técnica de edificios (si, eso que llaman “la ITV de los edificios” porque el término “ITE” se ve que suena raro)

–          Hacemos casi cualquier tipo de certificado que te haga falta para pedir una subvención, o para ir al notario, y que tenga relación con terrenos, pozos, edificios, etc… Pregúntanos, porque para decir “No” siempre estamos a tiempo.

–          Proyectos de muchos tipos: de derribo, para montar tu local o negocio, si vas a refomar, etc…

–          Muchos de nosotros tenemos amplia formación y experiencia en Prevención de Riesgos Laborales.

–          Aunque no es nuestro fuerte, tenemos una sólida base para calcularte cualquier instalación sencilla (por ejemplo, la de tu vivienda), o para calcular la estructura de un edificio.

–          Y otras cosas más…

      Vuelvo a repetir: pregúntanos, que  te solucionamos muuuuchas papeletas.

Colaboramos con muchos compañeros de otras profesiones para poder realizar un edificio; aquí destaco algunos de ellos, y para que se pueda entender en pocas palabras, estas son sus funciones:

Arquitecto: el creador, el diseñador de la distribución y la estética del edificio.

Ingeniero técnico industrial:  la calculadora, el experto en instalaciones.

Topógrafo: toma medidas del terreno y de los niveles, y “moldea” el terreno dónde se edificará la  obra, definiendo zonas altas, zonas bajas, zonas llanas y zonas menos llanas.

¿Y el aparejador/arquitecto técnico/ingeniero de edificación?

Pues suele ser ese señor con casco, pero sin mono de faena; con bolígrafo o lápiz, pero sin un montón de planos; aquel que toma fotos, pero no son ni para el Hola, el Marca o el Mundo.

Es ese señor que revisa que lo que ha creado el arquitecto y ha calculado el ingeniero se materialice en la obra, tal y como está en el proyecto; es el pistolero que toma decisiones inmediatas cuando hay imprevistos; es el paño de lágrimas o el compañero de fatigas de muchos obreros que pasan sus días de sol a sol subidos a un andamio.

Es el que ve crecer a tu vivienda, desde los cimientos hasta el tejado, y por tanto el que conoce los entresijos, tripas y rincones de ella. Es el que la arropa, dándole la mejor manta para que tu estés calentito en invierno y fresco en verano. Es el que diagnostica la medicación cuando se pone enfermo (grietas, humedades, etc…).

Así que, aprovechándome de la ley de servicios profesionales que tanta polémica está creando, somos los médicos, psicólogos, policías, bomberos, consejeros, mecánicos, concejales, fotógrafos, periodistas, físicos y administrativos de tu hogar (entre otras profesiones, claro).

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